martes, 26 de julio de 2011

vivencia

Me estoy quedando dormida,
Pero no me arrepiento de haber dormido tarde,
Tarde como tú…

Se me cierran los ojos, y cada que pasa
Quisiera mirar el cielo con tu piel,
Que increíbles las cosas que puedes hacer
Cuando sabes que queda poco,
Se me acaba el tiempo y tengo que decirte lo que siento
Y lo que me haces sentir.

No me importa lo que puedan pensar los demás,
Sólo tú y yo tenemos la verdad de lo que pasó,
Y en el intento por hacerlo todo natural,
aspiraste el polvo,
limpiaste mis ojos,
y arrancaste la suciedad de mi cuerpo,
No perdí, más de lo que no me servía,
Y gané, gané mucha ilusión.

Por un momento mi cuerpo se alimentó de esperanza,
De placer, de alegría, de serenidad, de comodidad, de no pensar,
De sólo fluir,
Esa era la única regla.
Fluir y encontrarnos bajo un soplo frio de aire nocturno,
Juntarnos,
Tapar las entradas, hablar, en silencio, en oscuro,
Hablar y llenarnos de ilusión,
Saliva y sudor.
Mirar cómo se enrojecía el cielo, en silencio o hablando,
¡Qué comodidad!,
¡Qué perfección!
Una frazada picosa,
Un cuarto frio,
Una pared sucia,
Una piel suave,
Unas manos pequeñas,
Una boca perfecta,
Un tacto estupendo,
Una voz adictiva,
Y un corazón desertor…